Costa Rica 2017 (I)

Del 10 al 30 de Agosto

PARTICIPANTES: Iris Marcelo, Pepa Penagos y Quique Marcelo

CRÓNICA
(Parte I)
FOTOS DE FAUNA

Seguramente alguna vez os ha pasado, estar en una playa, en una montaña, en alguna ciudad, en un país, etc., y comentarle a la persona que tienes al lado; "alguna vez en mi vida, tendré que volver aquí". Eso ocurre cuando la experiencia en ese viaje ha sido tan alucinante que sabes que lo tendrás siempre en tu retina y pensamiento, ya sea, por las experiencias vividas, por los paisajes exuberantes que has visto, por la gente con la que has tratado, por los animales que has observado (esto sólo es para los locos naturalistas como yo), o por todos estos conceptos a la vez.

Sí, justamente eso es lo que nos ocurrió a mi mujer Pepa y a mi cuando visitamos Costa Rica, allá por el año 2009.
Teníamos que volver a ese país que acoge al turismo de una manera soberbia, en el que se come y se duerme realmente bien, en el que la seguridad la tienes asegurada, valga la redundancia, en el que la naturaleza y la biodiversidad está en la puerta de los lugares donde te alojas, aquel país que tiene unos paisajes tan bellos que son hasta difícil de explicar en una foto, en el que te vuelan los pequeños colibríes como abejorros alrededor de tu cabeza, o en el que te puedes encontrar animales tan maravillosos como un puma a tan solo 15 metros, tal y como, nos ocurrió en ese abril del 2009. Podría seguir enumerando motivos y razones, por las cuales, en este año 2017 nos planteamos volver a ese increíble país centroamericano, y como preveíamos, nuevamente no nos defraudó. Realmente es un lugar del planeta que a los que les gusta la naturaleza y los animales, no lo pueden dejar escapar, aunque sea una vez en la vida. Como decía un amigo mío con una sonrisa en la boca; "Costa Rica es un país para irse allí a vivir".

Todo este cúmulo de razones eran más que suficientes para volver a Costa Rica en el momento que tuviéramos la más mínima oportunidad, y otro aliciente más era, ir acompañados de nuestra hija Iris que ya tiene 12 años, y que sabíamos que lo iba a disfrutar a tope, no como en el 2009 que tan solo tenía 3 añitos.

En cuanto al país, Costa Rica está ubicado en el istmo centroamericano y tiene frontera al sureste con Panamá y al norte con Nicaragua, bañada por el mar Caribe al este y el océano Pacífico al oeste. Su extensión es de 51.100 Km², o sea, un poco más grande que nuestra comunidad autónoma de Aragón, y para que nos hagamos una idea de la biodiversidad que allí existe, os daré algún dato más extraído de diferentes fuentes; el 25% del territorio costarricense se encuentra protegido por el SINAC, organismo que supervisa las áreas protegidas del país, cuenta con 27 parques nacionales y varias reservas biológicas y forestales, es el país con más densidad de especies del mundo por kilómetro cuadrado, teniendo aproximadamente el 6% de la biodiversidad del planeta. Eso quiere decir que, un país tan pequeño como Costa Rica, con una extensión como Aragón, alberga más de 800 especies diferentes de aves y más de 230 de mamíferos. Toda Europa no llega a las 800 especies de aves y ronda las 250 especies de mamíferos, por no hablar de mariposas, insectos y plantas, o sea, un paraíso de Pura vida.

Otros datos útiles que le podrían servir a futuros visitantes al país son:

- CLIMA
Nuestra estancia en el país fue a finales de la época de lluvia, por lo tanto, todos los días nos llovió, aunque normalmente lo hacía por la noche o a última hora de la tarde. Las temperaturas variaban mucho, en las zonas de costa la temperatura era alta y con un alto porcentaje de humedad, mientras en la zona de alta montaña, las temperaturas eran frescas.

- SEGURIDAD
Como en cualquier lugar del planeta, siempre hay que tener cierta precaución, pero se puede decir que la seguridad en Costa Rica es muy buena. Tan solo algún suburbio de la capital y en la provincia de Limón, en la costa caribeña, hay que andarse con cuidado, tal y como, nos comentó algún lugareño.

- SEGURO DE VIAJE
IMPRESCINDIBLE, sí con mayúsculas. La experiencia me ha dicho que llevar un buen seguro de viaje es imprescindible para quedar cubierto ante cualquier problema que te pueda surgir, y creedme, nadie está libre de ello, IMPRESCINDIBLE.

- TRANSPORTE
El medio de transporte que utilizamos fue un coche alquilado, un Kia Sportage, que al no ser 4x4 nos dio un susto en la Estación Biológica La Selva. Allí nos quedamos atrapados en el barro sin poder salir hasta que nos remolcó un coche grande con tracción en las 4 ruedas. Mi consejo es que se necesita un 4x4, y mucho más, si viajas en esta época del año.
También hemos utilizado un bote para llegar a Tortuguero y un vuelo interior para salir de allí e ir a la capital.

- COMIDAS
Por lo general, la cocina costarricense es bastante buena, se come bien y en cantidad por todo el país.
El "Casado" es el plato típico del país. Consiste en arroz cocido con frijoles negros y acompañado de pollo, carne o pescado, además de puré de patata, ensalada y banana frita. Este plato se suele comer en el almuerzo.
El "gallopinto" se sirve en el desayuno y también consiste en arroz cocido, frijoles, huevos fritos o revueltos, etc.

- PRECAUCIONES SANITARIAS
Acudimos para informarnos al servicio de atención al viajero en el hospital 12 de Octubre de Madrid. Allí nos dijeron que, Costa Rica es un país en el que no tienes que vacunarte de nada en este momento.

- DIFERENCIA HORARIA
En Costa Rica son 8 horas menos que en España.

- MONEDA Y CAMBIO A EUROS
La moneda del país es el colón costarricense.
Un euro equivale a algo más de 680 colones en el momento de nuestro viaje. En cualquier lugar del país te admiten dólares norteamericanos.

Como en crónicas anteriores que he escrito, están separadas las fotos de animales en otra página diferente, la cual, se puede acceder desde este enlace:

FOTOS DE AVES Y OTROS ANIMALES

MAPA DE LOS SITIOS QUE VISITAMOS



Día 10 y 11 de agosto
Viaje desde Madrid a San José y luego a Tortuguero


En el aeropuerto, antes de salir

En el hotel Hilton, Houston, EEUU

De camino a Tortuguero

Una vez que te encuentras en el aeropuerto, es el momento en el que piensas que tu viaje acaba de empezar. A pesar que sabíamos que tanto el viaje de ida como el de vuelta, iba a ser muy pesado por las escalas, se nos veía en la cara a los tres la emoción que se siente cuando estás a punto de tomar un avión con dirección a un destino tan impactante como es Costa Rica.

Nuestro viaje de ida tuvo dos escalas, Madrid - Toronto (Canadá), Toronto - Houston (USA), Houston - San José (Costa Rica).
Pero a pesar de esa ilusión que nos invadía, nuestro viaje no pudo empezar de peor manera. A las 6:30 de la mañana estábamos en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid para tomar nuestro primer vuelo que salía a las 9:35 horas. Después de recoger nuestras tarjetas de embarque y facturar las maletas, nos dirigimos a la puerta donde ya se anunciaba que nuestro vuelo estaba retrasado media hora, momento en el que pensé que como se retrasara más, íbamos a tener problemas porque tan solo teníamos 2 horas para hacer el cambio de avión en Toronto y tomar el siguiente vuelo hacia Houston. Al final y sin saber por qué motivo, nuestro vuelo salió con más de una hora y media de retraso.

Al llegar a Toronto y por mucha prisa que nos dimos, fue imposible enlazar con nuestro siguiente vuelo y ahí comenzó una larga angustia yendo de mostrador en mostrador, hasta que la compañía Air Canadá, operador del vuelo, lo resolvió dándonos otro vuelo que salía a las 20:20 horas hacia Houston.

Este nuevo vuelo llegó a Houston a las 23:30 horas y por la cinta transportadora, donde deben salir nuestras maletas, dos de ellas no aparecen. Nuevamente nos dirigimos a los mostradores de Air Canadá con cierto cabreo para pedir explicaciones, a lo que nos dice el operario que estaba allí de turno, que no nos preocupemos que las maletas viajarían a San José en el mismo vuelo que nosotros íbamos a tomar al día siguiente, con lo cual, nos montamos en el "shuttle", unas furgonetas que ponen a disposición de los clientes los hoteles americanos, y nos dirigimos al hotel Hilton. Este hotel nos lo había proporcionado el personal de Air Canadá en Toronto. Bonito hotel para tan solo disfrutarlo 3 o 4 horas que íbamos a tener para dormir, ya que nuestro vuelo a San José salía a las 8:55 horas y teníamos que estar en el aeropuerto como muy tarde a las 6 de la mañana por recomendación de la compañía aérea.

Ante varias horas sufriendo un poco la incertidumbre de la situación, le dije a mi hija Iris, "creo que ha cambiado nuestra suerte a raíz que entramos en el hotel" para tranquilizarla, y la verdad, que así fue.

El vuelo de Houston a San José salió "casi" en hora, llegando a la capital de Costa Rica a las 11:30 horas, aunque mientras pasamos los controles aduaneros y recogemos las maletas, eran más de las 12:30 horas. Por cierto, todas nuestras maletas llegaron a San José.

Todo esto había provocado que lógicamente perdiéramos nuestra primera noche de hotel en San José. El plan era que, si todo hubiera transcurrido con normalidad, esa misma mañana despertarnos pronto y con un bus haber llegado a la estación de La Pavona para embarcar en un bote y llegar a Tortuguero que era el destino programado para dormir la noche del día 11. Pero como todo se había visto truncado por la pérdida del vuelo en Toronto y ya eran más de las 12:30 horas, volvía a peligrar llegar a tiempo para tomar el bote, por tanto, nos vimos obligados a tomar un taxi en el aeropuerto y "salir pitando" hacia La Pavona que queda a unas 3 horas desde el aeropuerto por un precio de 160 $.

Óscar, nuestro conductor del taxi, hace todo lo posible para llegar a tiempo, todo aderezado con una jugosa conversación sobre el pueblo tico y con el aliciente de ver nuestras primeras aves de Costa Rica.

Por fin llega la tranquilidad cuando alcanzamos La Pavona, ya que, todavía quedan 20 minutos para que salga el bote. En la espera contratamos los tours para el siguiente día, un paseo en bote por los canales de Tortuguero y un tour nocturno para ir a ver el desove de la Tortuga verde, actividad que Iris estaba especialmente ilusionada.

Nuestros primeros avistamientos de aves los vemos esperando la salida del bote y sobre todo en el trayecto hasta el pueblo de Tortuguero. Se pueden destacar Andarríos maculado (Actitis macularius), Anhinga americana (Anhinga anhinga), Avetrigre mejicana (Tigrisoma mexicanum), Jacana centroamericana (Jacana spinosa), etc.

No hay tiempo para más a nuestra llegada a Tortuguero, hacemos el check-in en nuestro lodge, llamado Hotel Tortuguero beach, una ducha, cena y a la cama.


Poblado de Tortuguero

Basilisco verde (Basiliscus plumifrons)

Anhinga americana (Anhinga anhinga)




Jacana centroamericana (Jacana spinosa)

Canal en Tortuguero

Día 12 de agosto
Tortuguero (Hotel Tortuguero beach), paseo en bote


Quique por los canales de Tortuguero

De vuelta del tour en bote

En el hotel Tortuguero beach

En el mes de agosto es temporada de lluvia en Costa Rica y amanece bastante pronto, habiendo más de 12 horas de luz.

Eran las 5:30 horas cuando me levanté y vi por la ventana que ya el día estaba bastante claro y no pude aguantar más, un cafetito y rápido salí con mi equipo fotográfico y mis prismáticos a los jardines del hotel. Las chicas aprovecharon para dormir algo más, los dos días anteriores habían sido muy duros.

Los sonidos de las aves inundaban aquellos jardines, había pájaros por todos lados, aunque no muchas especies, entre ellas pude ver Zanate mejicano (Quiscalus mexicanus), Tirano melancólico (Tyrannus melancholicus), Bienteveo común (Pitangus sulphuratus), Paloma colorada (Patagioenas cayennensis), nuestro primer colibrí del viaje, el más abundante del país, Amazilia de cara rufa (Amazilia tzacatl), etc.

Poco a poco avanza el día y las chicas se asoman por la puerta del lodge. Tampoco podemos perder mucho tiempo porque pronto tenemos nuestro tour en bote por los canales de Tortuguero. Desayunamos en la cafetería del hotel y nos dirigimos al embarcadero.

Sinceramente el pajareo en el bote no ha estado muy animado, aunque solamente ver la cara de Iris a bordo de esa canoa deslizándose por los canales, ya merecía la pena.

A ella le llamaba todo la atención, una familia de Basiliscos verdes (Basiliscus plumifrons) soleándose, una Iguana verde (Iguana iguana) andando por un tronco que asomaba en el canal, un Mono aullador de manto dorado (Allouata palliata palliata) buscando comida en lo alto de un árbol, así como, una Tortuga resbaladora (Trachemys scripta) igualmente tomando el sol en un tronco. Era algo normal, era su primera visita a Centroamérica y todo para ella era diferente.

En cuanto a aves, vemos una Anhinga americana (Anhinga anhinga) muy cerca con sus alas desplegadas secándose del chapuzón, Avetigre mejicana (Tigrisoma mexicanum), Aura gallipavo (Cathartes aura), Jacana centroamericana (Jacana spinosa) y poco más.

Un buen momento fue cuando descubrimos un Caimán de anteojos (Caiman crocodilus) con un montón de crías medio sumergidas en el agua, y también, cuando nuestro guía se baja en una especie de isleta y captura una Ranita venenosa roja (Dendrobates pumilio), que hace las delicias del grupo. Esta rana también es llamada "blue jeans" por sus patas de color azul que contrastan con el color rojo de su cuerpo.

Ya de vuelta al hotel fuimos a refrescarnos a la piscina y algo más tarde salimos a almorzar a un restaurante de ese peculiar pueblo.

Por la tarde decidimos visitar el Parque Nacional. Llegamos a la puerta sobre las 15:30, pagamos la entrada y a andar por sus senderos. El sendero que tomamos está dividido en sectores, y cada uno de ellos tiene salida a la playa, donde veo un montón de huellas de grandes tortugas. Ello muestra que, estas playas son un magnífico lugar para el desove de estos animales.

En el sector 41 vemos nuestro primer perezoso del viaje que resulta ser un Perezoso de dos dedos (Chloloepus hoffmanni), también en ese mismo lugar descubro posado en una gran palmera un Busardo negro norteño (Buteogallus anthracinus) que se lleva puesto una buena ráfaga de fotos.

Llegamos hasta el último sector del sendero, el sector 60, y en el camino de vuelta nos encontramos diferentes especies de aves, Tucán de pico castaño (Ramphastos swainsonii), Pava cojolita (Penelope purpurascens), etc., además de varias especies de lagartos.

Ya de vuelta, casi en la puerta de salida se nos cruzan dos Pacas (Cuniculus paca) en el camino. La Paca es un gran roedor que habita en zonas boscosas de Costa Rica y otros países centro y sudamericanos.

Nos dirigimos al hotel y nos preparamos porque pronto habíamos quedado para hacer el tour del desove de la tortuga. La hora de salida fue las 20:00 horas y duraría hasta las 22:00 horas.

En esta época del año la tortuga que llega a la playa a desovar es la Tortuga verde (Chelonia mydas). Llegamos a ver dos ejemplares, aunque no llegaron a desovar ninguno de ellos.

El motivo por el cual no desovaron según nuestra guía, era que había una tormenta eléctrica lejos, mar adentro, y los rayos iluminaban toda la playa, razón por la que las tortugas se ponían nerviosas y volvían al mar.

Aunque no se produjo el desove, Iris alucinó viendo a ese gran animal moviéndose por la playa a pocos metros del grupo. Seguro que Iris se acuerda toda la vida de ese momento.

Cuando terminó el tour cenamos en un restaurante de Tortuguero una hamburguesa de pollo y ya con el día acabado y muy cansados, nos dirigimos al hotel. Había sido un día muy intenso.


Playas donde desovan las tortugas en Tortuguero


Perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni)

Mono aullador (Allouata palliata)


Avetigre mexicana (Tigrisoma mexicanum)

Iris en un restaurante en Tortuguero

Tucán de pico castaño (Ramphastos swansonii)

Tortuga resbaladora (Trachemys scripta)

Paloma colorada (Patagioenas cayennensis)


Día 13 de agosto
Tortuguero y Estación Biológica La Selva


Casi a punto de embarcar en la avioneta

Viajando al lado del piloto y copiloto

Parque Nacional Braulio Carrillo

Hoy nos despedimos de Tortuguero, por tanto, el despertador suena a las 4:50 horas. Tenemos que organizar la maleta y estar en el embarcadero a las 6:00 horas. Allí tomaremos un bote para llevarnos al mini-aeropuerto de Tortuguero, nuestro vuelo con la compañía Flysansa saldrá a las 6:58 horas con destino a San José.

En los 10-15 minutos que estamos esperando a que llegue el bote podemos ver un precioso Martín gigante neotropical (Ceryle torquatus), haciendo pasadas cerca de la orilla, así como, una confiada Avetigre mejicana (Tigrisoma mexicanum) posada en un poste y un par de Rabihorcados magníficos (Fregata magnificens) volando alto por encima de nuestras cabezas.

Yerbin, el chico de la compañía aérea, nos recoge en el embarcadero y llegamos en pocos minutos al aeropuerto, donde nos sentamos en un banco destartalado para hacer los documentos del vuelo y con un peso de baño se pesan todas nuestras maletas, algo de chiste.

Llegamos a San José sobre las 7:30, una vez allí, un operario del aeropuerto llama a la compañía Adobe Car, empresa la cual hemos reservado el coche que nos va a acompañar hasta el final de nuestro viaje.

En pocos minutos aparece una van y nos llevan a las instalaciones de la compañía de alquiler donde recogemos un Kia Sportage.

Nuestro estómago ya nos avisa que algo tenemos que echarle, con lo cual, paramos en un restaurante cercano y desayunamos un sabroso burrito de gallo pinto con un refresco.

Una vez terminamos de desayunar, emprendimos viaje hacia la Estación biológica La Selva, pero antes, decidimos hacer una parada en un antiguo mariposario abandonado que ya visitamos en el año 2009 y fue un lugar donde pudimos ver y fotografiar a uno de los colibríes más codiciados por fotógrafos y ornitólogos de Costa Rica, el Colibrí coroniblanco, o como se le llama vulgarmente, Copete de nieve (Microchera albocoronata). A mí sinceramente, me gusta más este último nombre.

En el año 2009 recordábamos que no había nadie en esa finca, pero en esta ocasión había una valla que nos la abrió un hombre muy gentilmente y nos dijo que algo le teníamos que dar para entrar. Acordamos que el precio sería de 4600 colones, unos 9 euros, y entramos con el coche a la pequeña finca.

Pronto nos indicó el hombre por donde se movía el Copete de nieve y no tardamos en verle, una preciosidad de pajarito.

Además, pudimos ver en la hora y media que permanecimos allí, otras dos especies de colibríes, Colibrí cabeciazul (Klais guimeti) y Zafiro coroniazul (Thalurania colombica). Otros pájaros que estaban en la zona eran Tangara terciopelo (Ramphocelus passerinii) y Tirano melancólico (Tyrannus melancholicus).

Más tarde, paramos en una soda (nombre que se les da a los restaurantes de carretera en Costa Rica) para almorzar, y nada más termirnar, seguimos nuestro camino, llegando a la Estación Biológica La Selva cerca de las 16:00 horas. Tan solo tenemos tiempo para hacer el check-in en la recepción y acomodarnos en nuestro bonito lodge, que se ubica a un par de kilómetros de las instalaciones principales. Allí puedo ver Amazilia de cara rufa (Amazilia tzacatl), Bienteveo común (Pitangus sulphuratus) y un precioso Momoto yerubá occidental (Baryphthengus martii) desde el balcón trasero de nuestra habitación.

A las 17:30 es prácticamente de noche, con lo cual, después de una ducha nos vamos a donde tienen el restaurante la estación para cenar, y luego a la vuelta, después de descargar fotos y escribir un poco en nuestra habitación, vamos pronto a la cama.


Copete de nieve
(Microchera albocoronata)

Diluviando en la E. B. La Selva

Abejorro sp.




Día 14 de agosto
Estación biológica La Selva


Desayuno en el restaurante de la estación biológica

Buco barbón (Malacoptila panamensis)

Pepa e Iris en la Estación Biológica La Selva

Empezaba a ser rutina diaria, me levantaba sobre las 5:30 horas, tomaba un cafetito, hay que decir que en casi todos los lugares que nos hemos alojados hay una cafetera en la habitación, y después, salía a dar una vuelta armado con prismáticos y equipo fotográfico por los alrededores del lodge, hasta que las chicas se levantaban.

En el jardín pude ver y fotografiar Tangara terciopelo (Ramphocelus passerinii), Picoplano aliamarillo (Tolmomyas assimilis), Semillero piquigrueso (Oryzoborus funereus), algún colibrí, como, Colibrí cabeciazul (Klais guimeti) o Amazilia de cara rufa (Amazilia tzacatl), etc.

Sobre las 6:30 horas las chicas se levantaron y, en coche, nos fuimos al comedor que quedaba en la zona donde está la recepción de la estación para desayunar. Esta mañana teníamos una excursión guiada por los senderos de aquella meca para los estudios científicos tropicales que se hacen en Costa Rica.

Nuestro guía era Octavio, un chico joven al que se le veía que lo de los animales le gustaba, y mucho.

Primeramente, en unos mapas nos explicó como había sido la creación de La Selva, para más tarde, tomar un camino, el cual, era el que llevaba a donde se encontraban nuestro alojamiento como a un kilómetro y medio por un impresionante bosque secundario, donde los sonidos de las aves se escuchaban por todos lados.

Unos vencejos pequeños nos acompañaban por encima de nuestras cabezas y por más que miraba no lograba identificarlos, pero rápidamente Octavio me dijo que era Vencejo ceniciento (Chaetura cinereiventris). Al instante nos topamos con un precioso Momoto yerubá occidental (Baryphthengus martii), y por detrás de nosotros, sonaba el canto lastimero de una rapaz que no llegamos a ver por más empeño que pusimos para intentar localizarla en el interior de la selva, se trataba de un Busardo semiplomizo (Leucopternis semiplumbeus).

Seguimos caminando y un Guardabosques rojizo (Lipaugus unirufus) se nos posó en un árbol cercano, y aunque muy alto, disfrutamos un buen rato de él.

Le pregunté a Octavio al principio de la mañana, si era posible ver una peculiar especie de quiróptero, llamado Murciélago de tienda blanco (Ectophylla alba), que yo sabía que se podía ver en la estación de La Selva, y con una mirada de complicidad, me dijo, creo que conozco un sitio y lo vamos a intentar.

A mitad de la mañana llegamos allí y yo miraba hacia arriba, a las hojas altas de palmera, esperando ver colgados a estos curiosos mamíferos, pero Octavio me dijo, no, ahí no, mira esta hoja, ahí están.

Increíble, era una hoja a 3 metros de nosotros y que no alzaba más de un metro del suelo. Nos contó Octavio que lo que hacen estos murciélagos es roer durante una noche el nervio central de la hoja hasta que los dos limbos ceden, quedando como una tienda de campaña, donde se refugian debajo.

Octavio fue el primero que se agachó para ver si había murciélagos y nos dijo que había solamente un individuo. Luego, entramos de uno en uno agachándonos tanto que, para verlos, nuestra cabeza casi tocaba en el suelo, y así, pudimos ver a este espectacular ser, todo un lujo.

Volvimos nuestros pasos por ese sendero, hasta llegar de nuevo a la zona principal de la estación, y desde allí, tomamos otro camino. Nos encontramos un par de ejemplares de Ranita venenosa roja (Oophaga pumilio) muy cerca del borde del camino y Octavio nos enseñó una minúscula masa de hierbas debajo de una hoja grande, creo que también de palmera, que resultó ser el nido de uno de los colibríes más pequeños de Costa Rica, el Ermitaño gorgiestriado (Phaethornis striigularis), una chulada de pajarito. También Tirano melancólico (Tyrannus melancholicus), Pepitero cabecinegro (Saltator atriceps), etc.

Al final del sendero nos estaba esperando otra de esas sorpresas que en cualquier momento te puede dar Costa Rica. Allí, pegada a un árbol a escaso metro y medio del suelo, nos estaba esperando una espectacular Serpiente oropel (Bothriechis schlegelii). Esta es una serpiente venenosa pero muy tranquila, a la que pudimos hacerle fotos a poca distancia, bueno, las chicas no se fiaban y la fotografiaron un poco más lejos.

Otro buen momento fue cuando Octavio nos paró enfrente de un nido de Hormiga bala (Paraponera clavata). Dicen de este insecto que su picadura puede ser 30 veces más fuerte que la picadura de una abeja o avispa, de ahí su nombre, que los que lo han sufrido, dicen que es como sufrir un disparo de bala.

Eran ya las 12:00 horas cuando llegamos nuevamente a recepción y nos dirigimos al comedor, donde dimos buena cuenta de un casado con pollo riquísimo.

Al terminar, decidimos dejar el coche allí y volver a las cabinas andando. El objetivo de hacer nuevamente este sendero andando era ver Tinamú oliváceo (Tinamus major) que por la mañana habíamos oído y no logramos ver, y en esta ocasión, tampoco apareció.

Aunque no vimos al Tinamú, ese kilómetro y medio de camino hasta llegar a nuestro lodge nos dio otras sorpresas, Pavón norteño (Crax rubra), Buco barbón (Malacoptila panamensis), oímos y después vimos fugazmente volando un precioso Saltarín cuellinaranja (Manacus aurantiacus), etc. Casi llegando, nos desviamos por un estrecho sendero donde debajo de un toldo vimos otro grupo de murciélagos. El lugar nos lo dijo Octavio antes de despedirnos; "parar en este toldo que ahí hay una familia de Murciélago de líneas blancas (Saccopteryx bilineata)", también llegó allí, mientras fotografiábamos los murciélagos, un precioso Momoto picoancho (Electron platyrhynchum).

Llegamos a la zona del lodge sobre las 15:00 horas y las chicas se fueron a duchar y descansar un rato, mientras yo me quedé por los jardines fotografiando un precioso y llamativo Bienteveo sociable (Myiozetetes similis), también me sobrevoló un solitario Zopilote negro (Coragyps atratus) y por los alrededores había una Paloma montaraz común (Leptotila verreauxi). El buen momento llegó cuando en un árbol grande con unas vainas como fruto, aparecieron una familia de Arasari acollarado (Pteroglossus torquatus) para comer su ración. Más tarde iban llegando más pájaros, entre los que pude ver, Tangara cabecidorada (Tangara larvata), Tangara azuleja (Thraupis episcopus), Tangara palmera (Thraupis palmarum), Paloma montaraz pechigrís (Leptotila cassini), etc.

Como el coche estaba en la recepción de la estación y las chicas no estaban por la labor de ir a cenar andando, tuve que ir a media tarde a por el coche. En el camino pude ver Zorzal pardo (Turdus grayi) y llegando a la recepción, una familia de Pecaríes de collar (Tayassu tajacu) que estaban tranquilamente comiendo en el campo de futbol que allí hay.

Volví en coche para buscar a las chicas y luego sobre las 18:30, después de una ducha, regresamos a la zona del comedor para cenar.

A la vuelta, debajo de una farola vimos posados dos Chotacabras pauraque (Nyctidromus albicollis) que de vez en cuando se levantaban para capturar polillas. Les hicimos alguna foto.

Ya cansados, nos metimos en la cama sobre las 20:30 horas, eso sí, después de hacer la lista de observaciones diaria.


Hongo en la estación biológica

Velo de novia (Phallus indusiatus)

Serpiente oropel (Bothrops schlegelii)

Octavio y Quique en la E. B. La Selva




Arasari acollarado (Pteroglossus torquatus)

Sendero de La Selva

Murciélago de tienda blanco (Ectophylla alba)


Hormiga bala (Paraponera clavata)


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