Ghana 2024 (II)

Del 21 de octubre al 2 de noviembre

PARTICIPANTES: Coral Bordas, Manolo Arribas, Juanma Domínguez y Quique Marcelo

CRÓNICA
(Parte II)


Día 25 de octubre
Viaje al P. N. Ankasa con paradas en Bremsu water, Boko marshes, Ankobra river y río Ebi


Baza africano

Bremsu water

Hembra de Suimanga cobrizo

Hoy ha sido un día de tránsito, marcado por la emoción de dirigirnos al Parque Nacional de Ankasa, una joya natural cerca de la frontera de Costa de Marfil. A las 6:00 de la mañana, tras un desayuno temprano, cargamos nuestras maletas en la fiel Toyota Hiace conducida por Frank y dejamos atrás Hans Cottage Lodge, con sus jardines llenos de vida y sus cocodrilos imponentes.

Nuestra primera parada fue el embalse de Bremsu Water. Apenas descendimos del vehículo, nos recibió un Turaco de Guinea (Tauraco persa), una visión colorida y energética para comenzar el día. Pero la verdadera estrella fue un Avesol africano (Podica senegalensis), que observamos con deleite en la orilla del embalse, acompañado de otras especies destacadas como Baza africano (Aviceda cuculoides) y Azor blanquinegro (Astur melanoleucus).

De vuelta al vehículo, continuamos el viaje y Kalu nos para en Boko Marshes, un humedal lleno de actividad donde pudimos disfrutar de la compañía un Gansito africano (Nettapus auritus), varias Garcillas bueyeras occidentales (Ardea ibis), Suirirí cariblanco (Dendrocygna viduata), etc. La parada fue breve pero muy productiva.

Al mediodía llegamos a la desembocadura del río Ankobra, un lugar que nos sorprendió mucho por como llegaba el agua al mar; turbia, turbia, debido a una mina de oro cercana. Aún así, disfrutamos de un par de ejemplares de Garceta dimorfa (Egretta gularis) que nos deleitaron saltando en la orilla de roca en roca. Todo esto lo observamos mientras almorzábamos en un restaurante de carretera.

El camino prosiguió haciendo diversas paradas en lagunas cercanas al río Ebi, donde en esa zona lacustre no tuvimos prácticamente ningún avistamiento destacado. Sin embargo, pequeños grupos de Vencejo moro (Apus affinis) cruzaban el cielo, mientras suimangas como acollarado (Hedydipna collaris) y el cobrizo (Cinnyris cupreus) daban destellos de color entre la vegetación

Con el día cayendo y la luz desvaneciéndose, llegamos finalmente a nuestro alojamiento en Ankasa Reserve. La bienvenida no pudo ser mejor: un Suimanga de Reichenbach (Anabathmis reichenbachii) nos mostró sus vibrantes colores cerca de la entrada.

La jornada no terminó ahí. Tras instalarnos, hicimos una salida nocturna en busca de búhos, chotacabras, etc., y fuimos recompensados con la imponente presencia de un Búho de Guinea (Ketupa poensis), un bonito animal, aunque estaba algo lejos para tener una buena observación.

Cansados por el largo día, cenamos en el pequeño pero acogedor restaurante del lodge y nos retiramos a descansar, listos para explorar los secretos de Ankasa en los días venideros.


Turaco de Guinea

Pajareando por Ankasa

Garceta dimorfa




Suimanga de Reichenbach

Río Ebi

Suirirí cariblanco


Día 26 de Octubre
Parque Nacional de Ankasa


Martín pescador brillante

En la charca de Ankasa



Turaco gigante

La jornada comenzó temprano, con un desayuno al despuntar el alba. Nos embarcamos en un Land Rover descapotable, acompañados por Kalu, nuestro conductor y un guardabosques armado, adentrándonos en la selva de Ankasa.

Nuestra primera parada fue una zona despejada atravesada por una línea eléctrica. Sobre nosotros, bandadas de Vencejo moro (Apus affinis) y Vencejo de Sabine (Rhaphidura sabini) surcaban el cielo. En los cables, se posaban unos cuantos ejemplares de Carraca gorjiazul (Eurystomus gularis). De repente, una pareja de Turacos gigantes (Corythaeola cristata) cruzó majestuosamente de un lado a otro del bosque, dejándonos maravillados.

Continuamos a pie por senderos selváticos hasta llegar a una charca que resultó ser un verdadero paraíso ornitológico. Allí avistamos Malimbo piquiazul (Malimbus nitens), Malimbo culirrojo (Malimbus scutatus), Martín pescador ventriblanco (Corythornis leucogaster) y Martín pescador brillante (Alcedo quadribrachys). La emoción aumentó al descubrir, en un árbol distante, un grupo de Abejarucos negros (Merops gularis), una de las especies que más ansiábamos observar en nuestra aventura por Ghana.

Visitamos dos charcas más, encontrando en el camino al hermoso Abejaruco cabeciazul occidental (Merops mentalis) y al llamativo Eurilaimo flanquirrojo (Smithornis rufolateralis). Con gran parte de la mañana transcurrida, regresamos al lodge para almorzar. Desde la terraza de nuestra habitación, convertida en un excelente observatorio, nos sorprendió una Culebrera congoleña (Circaetus spectabilis) posada a escasa distancia. También avistamos Suimanga ventrioliva (Cinnyris chloropygius) y Negrita pechirrufa (Nigrita bicolor), mientras las Agamas de roca de Peter (Agama picticauda) se desplazaban por la zona baja de la terraza.

Por la tarde, nos dirigimos nuevamente a la entrada del parque. En el río, observamos un Papamoscas de Cassin (Muscicapa cassini). Más tarde, avistamos una pareja de Palomita tamborilera (Turtur tympanistria) y Estrilda piquigorda cabecinegra (Spermophaga haematina), entre otras especies. Al caer la noche, casi al salir del parque, descubrimos un Búho de Akún (Ketupa leucosticta), poniendo el broche de oro a una muy buena jornada.

De regreso al lodge, una ducha reparadora, una cena reconfortante y sin más dilación, a dormir.


Todo el grupo en Ankasa National Park

Palomita tamborilera




Culebrera congoleña

En el restaurante de Ankasa lodge


Abejaruco negro



Día 27 de octubre
Parque Nacional de Ankasa


Palomita cabeciazul

Los caminos encharcados de Ankasa

Bulbul colirrojo

Este domingo ha sido, sin duda, el día más pobre en cuanto a especies observadas. A pesar de ello, hemos logrado registrar algunas aves interesantes como Palomita cabeciazul (Turtur brehmeri), Bulbul colirrojo (Criniger calurus) y Malimbo crestado (Malimbus malimbicus), entre otras.

La mañana pajarera comenzó justo después del desayuno, cuando nos adentramos en la intrincada selva de Ankasa. Allí, una vez más, enfrentamos las dificultades propias de este entorno: la densa vegetación del bosque primario complica enormemente la observación y fotografía de aves. Muchas veces, sólo se consigue vislumbrar sombras que pasan a gran velocidad o siluetas ocultas tras un manto impenetrable de ramas y hojas.

Tras una mañana en la que los esfuerzos no terminaron de dar grandes frutos, regresamos al Ankasa Reserve Lodge para recoger nuestras maletas y dirigirnos al Frenchman Lodge, un nuevo alojamiento dentro del parque. Allí almorzamos antes de prepararnos para la salida vespertina.

Por la tarde, volvimos a adentrarnos en el parque con la esperanza de mejorar nuestra lista de avistamientos. Sin embargo, el bosque parecía decidido a esconder sus tesoros. Persiguiendo cantos y movimientos fugaces, las horas pasaron sin demasiado éxito. Para colmo, una intensa lluvia comenzó a caer alrededor de las 17:30, obligándonos a dar por finalizada la jornada y regresar al lodge.

Desde la terraza del Frenchman Lodge, observamos cómo la lluvia caía torrencialmente sobre el bosque, ofreciendo una imagen imponente pero también melancólica tras un día complicado. Mañana será un nuevo día, y confiamos en que el clima y las aves nos den una nueva oportunidad para disfrutar de este fascinante entorno.


Buscando pájaros

Malimbo crestado





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