Ghana 2024 (IV) |
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Del 21 de octubre al 2 de noviembre
PARTICIPANTES: Coral Bordas, Manolo Arribas, Juanma Domínguez y Quique Marcelo
CRÓNICA (Parte IV) |
| Día 31 de octubre |
| Bobiri butterfly sanctuary - Atewa forest |
El día amanece con penumbra en Bobiri. No hay electricidad en el alojamiento, lo que nos obliga a desayunar a la luz de nuestras linternas, en ese salón desangelado que ya conocemos: un antiguo salón de actos con más años que encanto. A pesar de las circunstancias, el ánimo sigue alto. A las 6:15 nos internamos de nuevo en el sendero del bosque. El cielo está completamente encapotado y la niebla se aferra a las copas de los árboles, pero poco a poco, como si despertaran con nosotros, los pájaros comienzan a hacer acto de presencia. Entre ellos, uno de los más esperados del viaje: el Loro yaco (Psittacus erithacus), una joya alada cuya silueta libre y salvaje sobrevuela por encima de nosotros, después de tantos años viéndolo solo en jaulas. La emoción es palpable. También aparecen otros muchos, entre los que cabe destacar Cubla de Sabine (Dryoscopus sabini) y un fugaz pero bien observado Azor rabilargo (Urotriorchis macrourus), que cruza por encima de las copas de los árboles como una sombra veloz. Regresamos al lodge, recogemos nuestras cosas y emprendemos el camino hacia nuestro próximo destino: el bosque de Atewa. Hacemos una parada para almorzar en un restaurante junto a un hotel, un lugar muy concurrido con una buena variedad de platos y todos ricos. Por la tarde, antes de llegar a Atewa, paramos en una zona de pequeñas granjas donde el pajareo resulta sorprendentemente bueno. Avistamos un buen número de pájaros, como Alcaudón fiscal norteño (Lanius humeralis), Tejedor de Maxwell (Ploceus albinucha), el llamativo Pito nevado (Pardipicus nivosus), Tejedor cuellinegro (Ploceus nigricollis), Avemartillo (Scopus umbretta) y el peculiar Barbudo calvo común (Gymnobucco calvus), entre otros. A las seis de la tarde llegamos al K-Archy Lodge, en Kyebi, muy cerca de Atewa, a las puertas del último gran bosque de nuestra ruta. El día toca a su fin, y tras la ya habitual rutina de ducha, cena y repaso de especies, nos retiramos a descansar. |
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| Día 1 de noviembre |
| Atewa forest - Shai hills |
Amanece temprano en Kyebi y, como cada día, el ritual se repite: desayuno al alba, mochilas preparadas y la puntualidad Kalu, y tambén de Frank, nuestro excelente conductor al volante. Hoy nos adentramos en Atewa forest, el último bosque del viaje. Este bonito bosque es una joya de biodiversidad que aún resiste el avance del hombre. Nada más llegar, centramos nuestros esfuerzos en una de las especies más escurridizas del vije: la Tordina de Puvel (Illadopsis puveli), un ave que como todas las de su familia, no son raras, pero se ocultan celosamente en la espesura. Escuchamos su canto, nos rodea, se intuye su sombra… pero verla es otro asunto, aunque finalmente logramos hacerlo y hasta nos dio la oportunidad de tomarle alguna foto. A lo largo de la jornada, otras especies sí se dejan observar con mayor generosidad, aunque como casi siempre de una manera imposible para una buena foto; alguna de estas son Gavilán patirrojo (Tachyspiza erythropus), Suimanga gorjiazul (Cyanomitra cyanolaema), Crombec ventrilimón (Sylvietta denti), una impresionante pareja de Águila coronada (Stephanoaetus coronatus), Alción castaño (Halcyon badia) y Apalis de Sharpe (Apalis sharpii), entre otros. Aves que conviven con cientos de mariposas y hasta con un inesperado y majestuoso Escorpión emperador (Pandinus imperator), que nos sorprende por su tamaño y presencia. Tras el almuerzo en un modesto restaurante de carretera, retomamos el viaje hacia nuestro último destino: Shai Hills. Aunque llegamos de noche, aún tenemos tiempo para recorrer algunos senderos del parque. Entre sombras y sonidos nocturnos, aparecen varios ejemplares de Chotacabras rabudo (Caprimulgus climacurus) posados en el suelo, una pareja de Alcaraván senegalés (Burhinus senegalensis) y un solemne Búho ceniciento bebiendo en una charca del camino. Cerramos el día cuando llegamos a nuestro alojamiento, el Alexis Lodge, con la sensación de que el viaje se nos escapa entre los dedos… pero aún nos queda una última jornada que exprimiremos hasta el final. |
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| Día 2 de noviembre |
| Shai hills - Sakumono lagoon |
El último amanecer del viaje nos encuentra, como no podía ser de otra forma, despiertos y en marcha antes del alba. Nuestro destino: Shai Hills, un lugar que guarda su propia magia en la transición entre bosque y sabana. La mañana comienza con fuerza en la entrada del parque, donde el pajareo es excelente. Los brillantes destellos del Estornino amatista (Cinnyricinclus leucogaster) y del Estornino colibronceado (Lamprotornis chalcurus) nos acompañan en los primeros compases del día, junto con buenas observaciones de Barbudito frentigualdo (Pogoniulus chrysoconus) y Barbudito culigualdo (Pogoniulus bilineatus), entre otros muchos. Un grupo de Monos verdes (Cercopitecus aethiops tantalus) se plantan en medio del camino, aportando dinamismo a la escena, y en la distancia, un Antílope cobo (Kobus kob) se deja ver fugazmente entre la vegetación. Más adelante, exploramos una cueva habitada por una nutrida colonia de murciélagos, donde, para nuestra sorpresa, localizamos también un precioso Roquero imitador (Thamnolaea cinnamomeiventris), mimetizado entre las rocas y la penumbra. A media mañana, dejamos atrás el parque y ponemos rumbo a Accra, donde regresamos al Hotel His Presence, el mismo del primer día. Allí aprovechamos para ducharnos, reorganizar el equipaje y prepararnos para el viaje de vuelta. Pero aún queda algo de tiempo, así que exprimimos hasta el último instante y nos dirigimos a Sakumono lagoon, una despedida ornitológica en toda regla. El lugar, al igual que el primer día, no defrauda: allí podemos observar Estornino colibronceado (Lamprotornis chalcurus), Martín pescador pío (Ceryle rudis), Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus), Avefría espinosa (Vanellus spinosus) y como broche final, nuestro último bimbo del viaje: un grupo de Turdoide cabecinegro (Turdoides reinwardtii). Con el sol cayendo sobre el Atlántico y el cansancio de una aventura vivida intensamente, nos dirigimos al aeropuerto. El vuelo de regreso parte a las 23:45, momento que termina esta intensa vivencia en Ghana. |
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CRÓNICA (Parte IV) |
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