Ghana 2024 (III)

Del 21 de octubre al 2 de noviembre

PARTICIPANTES: Coral Bordas, Manolo Arribas, Juanma Domínguez y Quique Marcelo

CRÓNICA
(Parte III)


Día 28 de octubre
De Ankasa a Kakum


Abejaruco chico

Telaraña

Batis caranculado de Blissett

Hoy dejamos atrás el imponente Parque Nacional de Ankasa para regresar a Kakum, alojándonos al final del día nuevamente en el acogedor Hans Cottage Lodge.

La jornada comenzó temprano, y al abrir la puerta de nuestro lodge en Frenchman Lodge, nos encontramos con un amanecer gris y nublado, consecuencia de la intensa lluvia del día anterior. Sin embargo, esto no nos detuvo. Después del desayuno, dimos un último paseo por el bosque de Ankasa, que, aunque breve y cubierto de niebla, nos ofreció algunas buenas observaciones. Entre los árboles logramos distinguir Toco blanquinegro de Guinea (Lophoceros semifasciatus), Cálao silbador occidental (Bycanistes fistulator) y al siempre vistoso Alción senegalés (Halcyon senegalensis), entre otros.

Con un largo trayecto por delante, cargamos las maletas en la VAN y nos despedimos de Ankasa. Durante el camino, hicimos varias paradas en lagunas que habíamos visitado anteriormente. Aunque el avistamiento fue limitado y repetitivo en algunos casos, la Ebi Mangrove destacó como la más interesante. Allí logramos ver Alcotán africano (Falco cuvierii), Abejaruco chico (Merops pusillus) y a un joven ejemplar de Garza imperial (Ardea purpurea) que alzó el vuelo a nuestra llegada.

A media jornada, nos detuvimos a almorzar en Brenu Beach, un restaurante junto a una playa de arena dorada que, con su paisaje paradisíaco, parecía sacada de un rincón caribeño.

Por la tarde, exploramos una zona árida cercana a la playa. A pesar del entorno seco y escasa vegetación, este lugar resultó ser sorprendentemente fructífero. Observamos a un inquieto Cistícola cantor (Cisticola cantans), también, Amaranta barrada (Lagonosticta rufopicta), y a dos especies de chagras: Chagra del Senegal (Tchagra senegalus) y Chagra marismeña (Bocagia minuta). También avistamos Gavilán chikra (Falco cuvierii), y, para cerrar el día de manera espectacular, un Chotacabras rabudo (Caprimulgus climacurus) se dejó ver justo cuando la noche comenzaba a envolver el paisaje.

De vuelta en el Hans Cottage Lodge, terminamos la jornada con una buena cena y con la satisfacción de haber disfrutado de otro día lleno de naturaleza.


Barca desde Brenu beach

en Brenu beach




Chotacabras rabudo

Chagra del Senegal

Gavilán chikra

Día 29 de octubre
Pra river, Aboabo forest y Bonkro


Bremsu water

Nido de Malimbo culirrojo

Carraca picogorda

El día comienza antes del amanecer. A las cinco de la mañana, aún en penumbra, desayunamos y cargamos las maletas en la impecable VAN de Frank, que cada día aparece reluciente como si nunca hubiera pisado un camino de tierra. Nos ponemos en marcha rumbo a New Edubiase, un punto clave en nuestro recorrido, pues nos acerca a la joya de la corona de este viaje: el enigmático Picatartes cuelliblanco (Picathartes gymnocephalus).

Nuestro primer alto en el camino es el río Pra, cerca de Twifo Praso. Allí, con la luz de la mañana reflejándose en el agua, observamos varias especies de hirúndidos: Golondrina abisinia (Cecropis abyssinica), la oscura Golondrina negrita (Hirundo nigrita) y la familiar Golondrina común (Hirundo rustica). En un tronco varado en medio del cauce, descubrimos a una pareja de Canasteras sombrías (Glareola nuchalis), mientras una inquieta Prinia modesta (Prinia subflava) revolotea entre la vegetación y un macho de Viuda colicinta (Vidua macroura) nos llama la atención con su vuelo elegante posándose en el cable al lado de las golondrinas.

Reanudamos la marcha y poco antes del almuerzo hacemos una parada estratégica en el bosque de Aboabo. Aquí la observación no es fácil, pero con paciencia y oído afinado, conseguimos avistar algunas interesantes especies: Oruguero azulado (Cyanograucalus azureus), Oropéndola alinegra (Oriolus nigripennis), Malimbo cabecirrojo (Malimbus rubricollis) y dos hermosas carracas, la Carraca gorjiazul (Eurystomus gularis) y la llamativa Carraca picogorda (Eurystomus glaucurus). También sumamos al Bulbul dorado (Calyptocichla serinus), Tejedor de Maxwell (Ploceus albinucha) y el diminuto Martín pigmeo africano (Ispidina picta), entre otros.

Tras la comida, nos dirigimos a nuestro alojamiento en New Edubiase, dejamos las maletas y, sin perder tiempo, emprendemos el ansiado camino hacia el santuario del Picatartes. La subida nos lleva media hora, internándonos en la densa selva primaria, donde la humedad y la expectación se sienten en cada paso.

Al llegar a la roca donde anidan estas aves, nos acomodamos en silencio. La tarde avanza y la luz comienza a desvanecerse cuando, de repente, aparece el primer Picatartes. Su llegada es tan inesperada como mágica, como si hubiera descendido del cielo. En cuestión de minutos, la escena cobra vida con más ejemplares, hasta contar seis al mismo tiempo. La emoción es indescriptible: estas aves esquivas y misteriosas, con su porte primitivo y sus movimientos sigilosos, nos regalan un espectáculo único. Fotografiar y observarlos en su hábitat natural es, sin duda, uno de los momentos más memorables de nuestro viaje.

Sin tiempo para más y con la tarea cumplida, emprendemos el descenso del monte con la satisfacción de haber vivido un encuentro inolvidable. Antes de llegar al coche, hacemos una breve parada en busca de búhos, pero esta vez la fortuna no está de nuestro lado. Poco más que contar de esta jornada, salvo que regresamos al alojamiento con la mente todavía atrapada en la imagen de los picatartes. Cenamos, compartimos impresiones y nos retiramos a descansar, sabiendo que hoy hemos sido testigos de algo realmente especial.


Manolo en Aboabo forest

Martín pigmeo africano

Camino hacia el picatartes




Picatartes cuelliblanco

Nidos de picatartes

Picatartes cuelliblanco


Día 30 de Octubre
Kwabena sam fores y viaje a Bobiri butterfly sanctuary


Suimanga de Seimund

Instalaciones de Bobiri butterfly



Eslizón de Senegal

El viaje va tocando a su fin y aunque el observar aves con claridad se está volviendo algo tedioso, las ganas de seguir explorando no se agotan, por tanto, como ya es costumbre, nos despertamos temprano, a las 5:30, y tras un desayuno rápido, Kalu nos recoge para llevarnos a Kwabena sam forest, un bosque primario algo degradado, aunque aún guarda rincones con bastante vida. La niebla matutina envuelve las copas altas y, entre claros de luz, logramos observar especies muy interesantes, como Abubilla arbórea cabeciparda (Rhinopomastus castaneiceps), Tejedor tricolor (Ploceus tricolor) y Suimanga de Seimund (Anthreptes seimundi), entre otros.

De vuelta al hotel sobre las 10:30, cargamos las maletas y partimos rumbo a Bobiri, un santuario natural conocido por ser uno de los mejores lugares de África occidental para observar mariposas. El camino es largo, pero aprovechamos cada parada para añadir nuevas especies a nuestra lista. Entre ellas destacan Abejaruco gorjiblanco (Merops albicollis), Obispo alinegro (Euplectes hordeaceus), Busardo gavilán (Kaupifalco monogrammicus), etc.

Al llegar a Bobiri, el contraste es evidente: el alojamiento, aunque funcional, es con diferencia el más rústico de todo el viaje. Aquí, lo importante no son las comodidades, sino la biodiversidad que lo rodea. Kalu regresa del pueblo con la comida —arroz con pollo— que comimos en un salón de luz tenue y ambiente sencillo.

Por la tarde, nos dejamos llevar por los senderos del santuario, rodeados de mariposas de mil formas y colores. Entre la avifauna que nos acompaña destacan el llamativo Prionopo piquirrojo (Prionops caniceps), también el Pito ventrirrojo (Chloropicus pyrrhogaster) y el bonito Suimanga de Johanna (Cinnyris johannae), aunque este último observado a mucha distancia.

La lluvia cierra el día y nos obliga a recogernos. Cae la noche sobre Bobiri y con ella llega el descanso.


Abejaruco gorjiblanco

Busardo gavilán




Belenois theora y Appias sabina

En Bobiri butterfly sanctuary


Prionopo piquirrojo



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