Marruecos 2025 (I) |
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Del 21 de abril al 1 de mayo
PARTICIPANTES: Paco Bustamante y Quique Marcelo
| CRÓNICA (Parte I) |
A principios de este año 2025, mientras compartíamos una cerveza, mi buen amigo Paco Bustamante y yo nos lanzamos una pregunta que acabaría marcando el rumbo unos meses más tarde: “¿Y si nos vamos a Marruecos a fotografiar todas las especialidades ornitológicas que se mueven por ese país?” |
Pese a todo, el viaje fue un éxito rotundo. Logramos ver y fotografiar casi todas las especialidades ornitológicas que nos habíamos propuesto. Recorriendo diversos ambientes, cada uno con su propia magia, pudimos disfrutar de paisajes tan variados como: Cada lugar aportó su carácter, su fauna y su belleza. Sin duda, un viaje muy recomendable para cualquier amante de la naturaleza, la fotografía y la aventura. A continuación encontrarás el relato diario de nuestra aventura con un resumen de la fauna observada y fotografiada, así como, un enlace a todas las "FOTOS DE AVES Y OTROS ANIMALES", además de este enlace de eBird que documentan las especies vistas en cada lugar de este inolvidable viaje. |
| Día 21 de abril |
| Vuelo a Tánger y llegada a Merja Zerga |
La aventura comenzó a las 10 de la mañana, cuando Paco llegó a casa acompañado por su hija Marina, quien se encargó de llevarnos al aeropuerto de Madrid. Puntuales, llegamos sobre las 11:00 y embarcamos en nuestro vuelo con Ryanair, programado para salir a las 13:20. El despegue fue con apenas 10 minutos de retraso, y tras un corto vuelo, aterrizamos en Tánger a las 13:55 (hora local, ya que en Marruecos es una hora menos que en España). Como ocurre en muchos aeropuertos africanos, los trámites de entrada fueron muy lentos. Una vez recogido el equipaje, buscamos el mostrador de la empresa de alquiler de coches, Green Motion. No tenían oficina en el propio aeropuerto, así que nos tocó esperar en la entrada hasta que, tras unos 40 minutos, apareció un chico que nos llevó a seis personas apretados en una Dacia Dokker. Paco, con tal de que cupiéramos todos, se acomodó entre las maletas en la parte trasera. La espera en el aeropuerto, sin embargo, nos permitió empezar a ver nuestros primeros pájaros, aunque todos comunes para nosotros: Gorrión común (Passer domesticus), Estornino negro (Sturnus unicolor), Vencejo común (Apus apus) y Garcilla bueyera occidental (Bubulcus ibis), entre otros. En menos de cinco minutos llegamos a la oficina de Green Motion, donde nos encontramos con la primera "sorpresa" del viaje: un suplemento obligatorio de 230€ por un seguro con franquicia de 300€, ya que no disponíamos de tarjeta de crédito. A cambio, nos entregaron un Dacia Sandero bastante sucio, sin lavar, que sería nuestro fiel compañero durante los próximos días, y la verdad, se portó muy bien. A eso de las 16:00 iniciamos por fin el viaje hacia Moulay Bousselham, pequeño pueblo costero donde se ubica nuestro primer alojamiento: La Casa Latifa, justo al borde del Parque Nacional de Merja Zerga, famoso por sus zonas intermareales y su avifauna. Antes del anochecer, hicimos una compra grande en un supermercado cercano. La idea era abastecernos bien, ya que muchos desayunos y almuerzos los haríamos en la habitación o en el campo. Después de instalarnos, todavía tuvimos algo de luz para explorar los alrededores y ver algunas especies interesantes junto a la marisma: Zarapito trinador (Numenius phaeopus), Morito común (Plegadis falcinellus), Bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus), Gaviota patiamarilla (Larus michahellis), etc. Cerramos la jornada con una cena deliciosa en el restaurante del alojamiento: una fritura de pescado acompañada de ensalada marroquí. Sencilla, pero sabrosa. La habitación, sin lujos, resultó correcta y cómoda para descansar tras este primer día lleno de desplazamientos, trámites y primeros encuentros con la naturaleza marroquí. |
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| Día 22 de abril |
| Merja Zerga y Er Yadida |
El día comenzó temprano. A las 6 de la mañana sonó el despertador, y tras asearnos y desayunar algo ligero en la habitación, a las 7 ya estábamos fuera, listos para prospectar algunos puntos aledaños a Merja Zerga antes de encontrarnos con nuestro guía, Younes, a las 12 del mediodía. La primera parada fue en los alrededores de nuestro alojamiento, La Casa Latifa, pero el pajareo fue bastante escaso. Aun así, empezamos con buen pie al encontrarnos con una Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) buscando alimento a escasos metros del alojamiento. Después nos dirigimos a varias localizaciones destacadas en eBird, entre ellas un camping abandonado, donde lo más interesante fue la observación de un grupo de Gaviota de Audouin (Ichthyaetus audouinii), una especie que siempre es un placer ver. Seguimos explorando en dirección norte hasta llegar a una laguna formada por el desbordamiento de los riegos de las huertas circundantes, llamada Merja El-Halloufa. Allí avistamos varias especies interesantes como, Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica), Garceta común (Egretta garzetta), Garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), Urraca magrebí (Pica mauritanica), Pinzón magrebí (Fringilla spodiogenys), etc. A mediodía, nos dirigimos al punto de encuentro con Younes, al otro lado del parque. Primeramente nos llevó a una zona de herbazales costeros, donde tras caminar unos minutos, conseguimos ver un primer ejemplar de Búho moro (Asio capensis). A lo largo de esa hora, logramos localizar hasta cinco individuos. Sin embargo, la observación no fue tan satisfactoria como esperábamos: con el sol ya en lo alto, las aves salían volando de espaldas, con mala luz y alejándose rápidamente para posarse de nuevo a varios cientos de metros. Además, no queríamos causar molestias innecesarias en una franja horaria poco respetuosa para estas aves. Younes nos explicó que al atardecer, la situación cambia: los búhos vuelan bajo y a veces se posan en los postes, permitiendo observaciones mucho más interesantes. Tras una rápida reflexión, tomamos una decisión importante: modificar la ruta original, cancelar nuestra última noche en Kenitra y volver a La Casa Latifa al final del viaje para intentar de nuevo el Búho moro con mejores condiciones. Después de dejar a Younes cerca de su casa, improvisamos un almuerzo campestre y pusimos rumbo a El Yadida, a unas 4 horas en coche. Allí, planeábamos buscar al Torillo andaluz (Turnix sylvaticus), sabiendo que no sería una tarea nada fácil, sino dificilísima. Al llegar por la tarde, tuvimos un golpe de suerte: nos encontramos con Khalid, un joven marroquí que había participado en 2009 en el estudio y anillamiento del Torillo junto a un grupo de españoles. Nos ofreció su ayuda y, aunque esa misma tarde no conseguimos localizar al esquivo ave, quedamos con él para volver a intentarlo al día siguiente. Con la noche ya cerrada, regresamos a El Yadida, a unos 10 km de las huertas, para descansar tras este intenso segundo día repleto de kilómetros, cambios de planes, encuentros y, por supuesto, naturaleza salvaje. |
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| Día 23 de abril |
| Tras el Torillo andaluz en El Yadida |
Hoy dedicamos el día entero a intentar dar con el Torillo andaluz (Turnix sylvaticus). Este pequeño ave, de apenas 15–17 cm, vive escondido entre los cultivos, se desplaza sigilosamente a ras del suelo como si fuera un ratón y apenas se deja ver. Una auténtica aguja en un pajar. Pero estamos aquí precisamente para asumir este tipo de retos. El despertador suena a las 5 de la mañana y a las 6:10, tras una ducha rápida y un desayuno fugaz a base de café con leche, galletas y fruta, salimos rumbo a los campos que ya habíamos prospectado el día anterior. Allí nos espera Khalid, quien no tarda en aparecer. Durante la primera hora recorremos con él las zonas más cercanas a su casa, donde apenas diez días antes alguien había avistado un torillo, pero sin éxito, aunque podemos ver Cistícola buitrón (Cisticola juncidis), Garcilla bueyera occidental (Ardea ibis), Cogujada común (Galerida cristata riggenbachi), Mirlo común (Turdus merula mauritanicus), Tórtola senegalesa (Spilopelia senegalensis phoenicophila) y Alcaudón común (Lanius senator), entre otros. A las 8 de la mañana, Khalid nos dice que debe llevar a sus hijos al colegio y a su vuelta, nos invita a su casa a desayunar. Nos enseña con orgullo unas fotos de cuando en 2009 participó junto a un grupo de españoles de la estación biológica de Doñana en el anillamiento de esta especie tan amenazada. Un rato entrañable, tras el cual nos despedimos y seguimos por nuestra cuenta con la búsqueda. Durante las siguientes cuatro horas, Paco y yo peinamos campos de colza, trigales, barbechos con hierbas altas… El sol empieza a calentar y la paciencia flaquea, pero seguimos insistiendo. Finalmente, en uno de los últimos campos, levantamos dos ejemplares que nos hacen gritar al unísono: “¡Torillo, torillo!” Nos acercamos con el mayor sigilo al punto donde ha caído uno de ellos, pero no conseguimos volver a verlo. Al regresar al campo original, oímos el canto inconfundible de una Codorniz común (Coturnix coturnix). Tras comentar que el dorso del ave que vimos volar mostraba un rayado vertical muy marcado, y con las dudas razonables de una observación tan fugaz, decidimos ser estrictos y honestos: la cita queda como probable Codorniz. Aunque fue un momento de gran emoción, la confirmación científica debe estar por encima de las expectativas. Ya a media tarde y antes de poner rumbo al siguiente destino, nos detenemos en unas salinas cercanas, donde obtenemos buenas observaciones de Alcaudón norteño (Lanius excubitor algeriensis), Correlimos tridáctilo (Calidris alba), Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula), Chorlitejo patinegro (Anarhynchus alexandrinus), etc. Con las últimas luces, partimos hacia el Valle de Ourika, a las puertas del Alto Atlas. Llegamos tarde a nuestro alojamiento, el Jad Auberge, con apenas tiempo para una ducha, una cena ligera y un descanso bien merecido. Mañana nos esperan las montañas. |
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